LECCIÓN 3: HISTORIA
DE LA ASTROLOGÍA (2ª parte)
EL DESARROLLO
Los rudimentarios estudios
comentados en la lección anterior, avanzaban muy lentamente, al ritmo que lo
hacía el progreso humano. Hubo, no obstante, un hecho muy significativo que
permitió dar un gran paso adelante en la evolución del saber astrológico y fue el
tiempo en el que el hombre dejó de ser nómada y se estableció la forma de vida
sedentaria.
Esto permitió la construcción de
observatorios y se crearon los primeros instrumentos para la observación del
firmamento. De esta forma, además de mejorar en la exactitud de los cálculos y
de su aplicación (para siembra, prever la regularidad de los cambios de
tiempo…) se avanzó mucho al poder sistematizar la repetición de diversos
fenómenos.
Siempre en paralelo, se avanza en
el estudio de la relación que se daba entre las situaciones de los astros y la
de las personas, auque en un principio, el uso de la Astrología hecha por
sacerdotes caldeos se dirigía al futuro del estado y al del rey.
No fue hasta el año 410A.C. que
se encontró documentación sobre un horóscopo individual, hecho para el hijo de
un rey.
Aunque hoy día tenemos métodos
mucho más sofisticados, todavía seguimos, básicamente, la tradición astrológica
de los Caldeos, enriquecida, sobretodo, con la aportación hecha por los griegos
(que veremos más adelante).
Suya fue la distribución del
horóscopo en 12 partes iguales y estudiaron cuidadosamente los planetas, a los
que se atribuía el papel de divinidades.
Basándose en los principios de la
Astrología se bautizaron los días de la semana.
Cada uno de los 7 días de la
semana lleva el nombre de uno de los planetas que eran visibles sin necesidad
de aparatos ópticos. Verás que se consideraron como planetas el Sol y la Luna,
aunque el primero sea una estrella y el segundo un satélite de la tierra.
Así, el lunes es el día de la
Luna, el martes dedicado a Marte, el miércoles le corresponde a Mercurio, el jueves
a Júpiter, el viernes es el día de Venus, el sábado a Saturno y el domingo es
la jornada consagrada al Sol.
Ahora ya sabemos de donde
provienen los nombres de los días de la semana, más adelante conoceremos la
relación existente entre cada día y su planeta.
Además, Si contamos las cuatro
semanas que de promedio forman un mes, tendremos completas las cuatro fases de
la Luna y entenderemos mejor el sentido cíclico (en latín “mensis”, término del que proviene la palabra mes, que quiere decir:
medir) de organización del tiempo.
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